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Entendamos el diezmo

Mucho se habla en las iglesias del diezmo, figura controversial.  Hay quienes  indican que el mismo fue establecido para la población del Antiguo Testamento exclusivamente,  otros indican que el diezmo tiene igual vigencia al día de hoy. Veamos.

El diezmo es mencionado en la Biblia por primera vez en Génesis 14:19-20 “y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.” Posteriormente, este mismo libro lo vuelve a mencionar en el Capítulo 28, versículos 18-22: “Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero. E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.


Detalles sobre qué cubre el diezmo son ofrecidos en diferentes libros como veremos a continuación. Este diezmo general era consagrado a Dios. “Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová.” (Levítico 27:30)  “Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año.  Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días.  Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere” […] (Deuteronomio 14: 22-24).


Tan específica es la Palabra que no exime a los levitas quienes, además de extranjeros, huérfanos y viudas recibían sustento de un diezmo especial recogido cada tres años.” Al final de cada tres años, sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año y lo guardarás en tus ciudades. Entonces vendrán el levita que no tiene parte ni heredad contigo, el forastero, el huérfano y la viuda que haya en tus ciudades. Ellos comerán y se saciarán, para que el SEÑOR tu Dios te bendiga en toda obra que hagas con tus manos. (Deuteronomio 14:28-29) “Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos.” (Números 18:26)

Como promesa de cumplir con el diezmo establece la Palabra se recibirá abundancia y bendición. “Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.”(Proverbios 3:9-10) “Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren.” (Deuteronomio 14:29) “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías 3:10)

Se distingue el diezmo de las ofrendas en que las ofrendas son voluntarias. “Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas;” (Deuteronomio 12:6) “Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrendas, y venid a sus atrios.” (Salmos 96:8) “Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová.” (Deuteronomio 12:11)


Algunos argumentan que el diezmo no tiene vigencia luego de la redención por medio de nuestro Señor Jesucristo. Nada más lejos de la verdad. El Nuevo Testamento también establece diezmar como un mandamiento. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.”  (Mateo 23:23, énfasis nuestro)  Así, para que no quede duda de que el sacrificio de Jesucristo no canceló la ley del diezmo, esto es reiterado en Lucas 11:42: “Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.” (Énfasis nuestro)

Entonces, vemos que el diezmo es una práctica requerida en adición a practicar justicia y el amor de Dios. “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.” (Malaquías 3:8) Así, diezmemos con gozo, genuinamente.  “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” (2 Corintios 9:7)



 
 
 

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