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¿Por qué decimos “aleluya”?

La palabra “aleluya” proviene del hebreo y significa “Alabar a Jehová”.  Escudriñando de lleno en la etimología de la palabra, empezamos recordando que el hebreo se lee de derecha a izquierda. También acentuamos que el hebreo antiguo no reconocía vocales. Entonces, partimos del original hebreo: הללויה.  Lo primero que notamos es לויה  que es (H)allel  y significa alabar o alabanza. Luego vemos וי que es la “u” y significa verbo imperativo plural de segunda persona y por último  ה (YAH) lo cual es la abreviatura de Yahvé. Así completamos: alabar a Dios.

La expresión hebrea se tradujo al latín como "halleluia" y finalmente, fue adaptada al castellano como "aleluya".


A través de la escritura vemos el vocablo usado en dicha acepción:

·         Salmos 146:1

¡Aleluya!

¡Alaba, oh alma mía, al SEÑOR!”

·         Apocalipsis 19: 1

“Después de estas cosas, oí como la gran voz de una enorme multitud en el cielo, que decía:

“¡Aleluya!

La salvación y la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios.”

·         Salmos 147: 1

¡Aleluya!

Ciertamente es bueno cantar salmos a nuestro Dios; ciertamente es agradable y bellala alabanza.”

·         Salmos 113: 1

 “¡Aleluya!

¡Alaben, oh siervos del SEÑOR, alaben el nombre del SEÑOR!”

 

Por otro lado, tradicionalmente se ha utilizado el vocablo como una interjección y expresión de júbilo. Así lo reconoce el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

 

Así que, conociendo el significado de la palabra “aleluya” les exhorto, hermanos de la fe, a utilizarla con espíritu de adoración,  actitud de júbilo y con corazones llenos del gozo del Señor. ¡Aleluya!

 



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